Muchas veces, la distancia entre el sistema educativo y el mundo del trabajo afecta la capacidad de modernización e innovación de las empresas. En ese sentido, ambos sectores acuerdan que se requiere promover el conocimiento que deriva del “saber hacer” (know how) y que, únicamente, es posible obtener a través del aprender haciendo. Esto es, en el mundo de la acción, práctica del trabajo o, en lo que llamamos prácticas profesionalizantes.

Las prácticas profesionalizantes son entonces aquellas estrategias formativas integradas a nuestras propuestas de cursos y carreras que organizamos con empresas del sector con el propósito de que los alumnos y alumnas desarrollen conocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes relacionadas con desempeños y criterios de profesionalidad propios del contexto socioproductivo y que se corresponden con el perfil profesional en el que se están formando.

Constituyen, así, una aproximación progresiva al mundo del trabajo, hacia el cual orientamos la formación profesional de nuestros estudiantes.

Se trata de un modo novedoso y efectivo de acercar las formas de organización del trabajo con las relaciones entre las personas que intervienen en él, a los procesos científico-tecnológicos de gestión y socioculturales propios de las prácticas productivas y a las regulaciones particulares del sector y de cada actividad profesional